Entre el mundo y el observador


De visita, encuentro… (Acerca de “Entre el mundo y el observador”).

La realidad es lo que decimos de ella, lo que inventamos para encubrir la verdad, pero los mecanismos usados son diáfanos, sutiles sombras que hacen de un acto imaginario la traslación de la naturaleza del mundo a un ámbito representacional planificado. Sin embargo, las traslaciones que este acto genera son múltiples, debería hablar entonces de modulaciones interpretativas de lo real, donde la semejanza se diluye en un pretexto y, más que un acto mimético de construcción de la imagen, lo que acontece es la emisión de la experiencia singular. De esta manera, la experiencia de lo transitado y vivido deviene en circunstancia de recreación simbólica de lo real.

Las imágenes seleccionadas son una muestra que recupera una práctica de representación gráfica; la finalidad  de la producción de la obra se vincula a una transposición de lo real, no por el hecho de que la realidad sea desplazada y reacomodada en su geografía y los elementos que la habitan, sino que ese acto desplazante re-direcciona las formas percibidas y las fragmenta, llevándolas, a partir de la experiencia de reacomodo ficticio, al lugar-soporte-papel, mutiladas o en medio de mutaciones representacionales que apenas sugieren su proceso de construcción, pero manteniendo un nexo con el mundo mediante un sentido figurado y de evocación de sus condiciones de origen.

Puede notarse una indicación de la forma-paisaje en algunas de las obras de Blanca González, Sergio Gutiérrez y Miguel Pérez, pero estas adquieren un carácter icónico-simbólico que delimita sus cualidades y en algunos casos modulan un carácter representacional-imitativo, lo alteran sintéticamente hasta generar equivalencias de una experiencia donde la analogía física de lo real es sustituida por una experiencia evocada a través de la intuición de las formas y los afectos que el proceso de la obra estimula. Dicha lógica adquiere proporciones distintivas en el caso de Italia Rodríguez, donde sus imágenes muestran una transcripción de la experiencia afectiva vinculada a su historia singular y los estratos de lo real que se permite mostrar, haciendo una selección de lo que quiere visibilizar de una gama de objetos y vivencias y de cómo quiere que tales actos sean representados y percibidos.  

Lo que se encuentra cuando se realiza una visita a cualquier parte del mundo es una experiencia inventiva de lo real, se cubre un poco con un manto transparente mientras sus partes se deslizan y aguardan y fantasean con el observador…


Miguel Ángel Pérez Vargas, 2011.